No le deseo a nadie que viva en caída libre solo para probar sus propios limites, me sorprendo al ver que la vida contrastada con la ultima cara del dolor en verdad no valen la pena, historia aburrida hasta que es uno el que empieza a sentir que la vida se vuelve en algo mucho mas pesado que el concreto, sentir el peso de las cadenas alrededor del cuello, donde la compasión se sienta en la misma mesa donde se encuentra el sufrimiento y este ultimo habla y poco a poco la otra se vuelve en falsa consejera.
Si la vida que percibimos no es la vida con la que debemos alternar temo por aquellos que tienen su conciencia limpia, recta, intachable. Palabras que me dicen que nada tiene un valor real, que la conciencia no es amiga del hombre, que al buscar en el cajón de las respuestas se volvera en el de las preguntas, temo en las frases que no revelen la sensación de una verdadera herida.
Que los paisajes son bellos, no por que deban de ser asi, sino mas bien lo son por lo que no muestran, por lo que abatidos esconden, son paisajes lo que todos andamos buscando, paisajes que nos lleven hasta donde nos espera ese alguien que ve lo mismo que nosotros, un amor que dibuje algo distinto.